jueves, 15 de noviembre de 2018

USA ROAD TRIP - DAY 3



Dia de desayuno consistente con bacon y huevos fritos para dar a los pedales y recorrer todo el norte de San Francisco durante varias horas, quemaduras solares de principiante en actividades al aire libre, minitours en coches de Uber saltando cuestas arriba y abajo, disfrutar de intervenciones policiales a pie de calle rollo "como en las películas", sirenas de bomberos y risas haciendo el payaso, pelea con los del alquiler de coches porque te la intentan clavar discutiendo en un inglés que no lleva a ninguna parte, buscar en google las instrucciones del cambio automático del coche, y entrar en un badulaque a las tantas de la noche de esos que salen en los telediarios despues de degustar una haburguesa fast food que deja pequeñas a las de los carteles publicitarios... vamos, día urbano completo!

USA ROAD TRIP - DAY 4



Jamestown, amanecer en el Railtown Motel, lugar donde nos tratan muy bien y nos sale a recibir un perro tuerto. Un Superbowl de bacon y huevo, desayuno hipercalorico donde los haya en el Woodscreek Cafe, un sitio excelente junto a un bar de carretera de Harley Davidson lleno de moteros. Ruta a Yosemite donde los guardas no se quitan el sombrero ni dentro de la garita, discusión absurda con unos viejos yankis por un aparcamiento donde no pretendiamos aparcar, un poco de treking, colarnos en una lanzadera del parque y fotos y ruta a WillowSprings, dispuestos a estrenarnos en una cabaña de madera al mas puro estilo far west. El dia nos deja buenos y divertidos momentos, eso si, no vimos osos. Bueno si, uno de madera. La ruta sigue...

USA ROAD TRIP - DAY 5



Quinto dia y nada como empezar reviviendo las sensaciones del lejano oeste, despertando en una cabaña de madera sin calefacción y a diez grados bajo cero. La experiencia continúa tratando de sacar el champú medio congelado del bote. Del paseo por el camino de grava hacia las duchas ni hablamos. Los mineros que vivieron por aquí hace doscientos años debían ser jodidamente duros... gente de otra pasta. Uno se plantea seriamente cómo debían hacer para ponerse en marcha por las mañanas. Mirar por la ventana de la cabaña y ver que hay hielo, no ayuda. Ver que está por dentro... menos aún. Del vaho saliendo por nariz y boca, mientras el sr. Alfaro se ata los cordones con manos temblorosas, otro momentazo que nos deja el día.
Pero todo mejora con otro desayuno de esos que te dejan clavado en la silla, y que ya no sabes si es por los huevos, bacon o ese cinamón de un palmo cubierto de copiosa crema azucarada, o bien por la factura de 56 dólares más propina aparte.
La experiencia de perderse por Bodie, el pueblo abandonado mejor conservado de USA, no tiene precio. El frio que hace mientras lo visitas, suma otro punto a favor de esa extinta y rara especie llamada mineros americanos.
La tarde termina con la llegada a Mesquite Flat Dunes, después de disfrutar con sesiones de fotos en largas carreteras interminables mientras nos adentramos en el Valle de la muerte, cuya inmensidad es imposible describir con palabras. Hay que verlo para creerlo. Y al ver el valle de Furnace Creek, te recorre esa sensación de estar llegando a Moss Eisley (solo apto para frikis), buen entorno supo elegir el tio Lucas, si bien la gran pantalla no hizo justicia a semejante entorno natural.
Una maravilla de dia

USA ROAD TRIP - DAY 6



La crónica del día podríamos calificarla como agotadora. Pasar las horas de luz deambulando por la indescriptible inmensidad del Death Valley (no se puede explicar con palabras, hay que verlo) acaban poniéndole a uno a prueba. El día nos regala momentos únicos, como recorrer cañones coloridos y pintorescos, escribir mensajes en las dunas de Mesquite, pasar todo el dia sin datos en el móvil debiendo tirar de mapa en papel a la antigua usanza, deambular por un mar de afiladas rocas de sal saltando de una a otra o que un caza con misiles te sobrevuele a escasos metros mientras conduces por el Valle de la Muerte.
Todo siempre más llevadero que otros días, pues al estar lejos de las tierras altas de los mineros, ya no hay que preocuparse de que se te apague el móvil a cuenta del frio cuando te dispones a hacer una foto, y además, van pasando los días y las habitaciones empiezan a oler a habitación y a tener la temperarura de una habitación, lejos de algunos antros de etapas anteriores. Aún así sigo sin aclararme con el funcionamiento de algunos grifos... en cada hotel van de una manera diferente.
Pero el broche de la jornada de hoy lo pone el haber podido disfrutar descubriendo localizaciones cinematográficas de películas de primera línea como Star Wars, donde puedes hacerte una foto épica en lugares emblemáticos. Poder vivir alguno de esos momentos fue realmente apasionante para mi.
El sol cae y el dia termina en Las Vegas, mar de luces a modo de espejismo en medio del desierto, donde encuentras filas interminables de tragaperras incluso en las gasolineras, no se ve un coche de gente pobre, y se dan cita los personajes más variopintos que juegan compulsivamente a lo que sea, o deambulan por la calle pidiendo limosna. Ciudad de contrastes y excesos.
El día acaba bien, agotados pero con la sensación de haberlo exprimido.
El viaje sigue.

USA ROAD TRIP - DAY 7



Las Vegas, un parque de atracciones para adultos ludópatas donde todo parece oquestado para moverse de un casino a otro gracias a una red de pasarelas sin apenas ver la luz del sol, y eso si consigues salir de los salones de juego que parecen laberintos diseñados para dar vueltas sin poder hallar la salida.
Amanecer en la planta 18 del hotel Luxor es toda una experiencia. Los ventanales parecen la cabina de un avión, aunque en nuestro caso dan a la parte de cola, pero aún así estamos dentro de una pirámide cristal, que nos quiten lo "bailao". Mientras hacemos de nuevo las maletas seguimos con las coñas sobre Sarah "Cori" Connor como en el día de ayer y echamos unas risas.
Salimos a la calle y nos encontramos en un gigante parque tematico que se debate entre lo hortera y lo exótico, Egipto, Camelot, New York, París... un poco de todo, vamos. Las fuentes del Bellagio sirven de distraccion para olvidar esa estampa de viejos fósiles gordos y tullidos de aspecto trasnochado que como una legión de muertos vivientes llegan arrastrándose en sus carritos eléctricos hasta las máquinas tragaperras. Un esperpento en toda regla rociado con alcohol y tabaco, entre otras cosas, eso que no falte. Cualquier lugar dentro de la recepcion del hotel sirve para montar un bar improvisado con todo tipo de bebidas. Le das tu movil a una señora bien entrada en años y de aspecto respetable para que te haga una foto y resulta que va borracha. A pocos metros varios cadáveres yacen sentados hipnotizados por las luces y musiquita de las maquinas. A su lado, una mujer de mirada perdida permanece apoyada en uns tragaperras, cubata en mano y con un cigarro en la otra. Estamos dentro de un casino, aquí todo vale.
Un dolar y medio nos permite recuperar la sonrisa. Es el precio de una barrita de cacao labial, que los excesos de ayer en el desierto, hoy pasan factura y a poco que haces una mueca te sangran los labios.
Para la tarde nos quedan los outlets de la zona sur. Hoy parece que hay partido de hockey, la gente va uniformada por la calle, larga vida a los Golden Knights! Un gorra y ya somos uno más entre la multitud.
Terminamos nuestra ruta callejera por Las Vegas. Las luces de la gran ciudad, simplemente espectaculares.
Toca despedirse, nos vamos hacia Zion, Utah, asi que hacemos la parada obligatoria a la salida para la mitica foto con el cartel luminoso que da la bienvenida a la ciudad.
La noche termina dando esquinazo a un coche de policía de Hurricane que nos va siguiendo, ya empezamos a tener mala pinta, era cuestión de tiempo.
Reanudada la marcha llegamos al motel de carretera y entrar con dos garrafas de agua de cinco litros en las manos, de plástico opaco y liso y sin etiquetas... no se pero me recuerda a Braking Bad.
Toca descansar, mañana más.

USA ROAD TRIP - DAY 8



Hacer noche en Hurricane en el Rodeway Inn Motel no ha estado mal. Tal vez la inquilina que había dentro de la habitación a nuestra llegada no piense lo mismo. Ser una cucaracha es lo que tiene, acabas o deshauciada a muerta.
Amanecer con madrugón incluido se hace cuesta arriba y más con la caraja horaria que llevamos, pues se cambia la hora al pasar a otro estado, y ahora estamos en Utah, no en California.
Que la ducha te recuerde a la de Psicosis no mola, y que al salir te encuentres sentado en el jardin que hay frente a la habitación a un tio que parece salido de un psiquiátrico, da un poco de mal rollo. A pesar de ello el desayuno es gratis y arrasamos con todo lo que se puede.
El cansancio va en aumento, son ya varios días a tope y los kilómetros se hacen más largos. Hoy tocan unos 400, buena parte de ellos por carreteras secundarias de esas sin arcén ni rayas.
Zion parece muy interesante pero la falta de tiempo nos impide hacer rutas, vemos lo justo que nos permite el autobús lanzadera. Promete, pero queda para otra ocasión. Nota: lo mejor que hemos visto está a la entrada viniendo por el Este. Nosotros entramos al revés, así que lo vimos a la salida y sin bajar del coche. Cosas del directo. Eso si, resulta llamativo que el asfalto de las carreteras que recorren el parque es rojo, dato curioso.
A estas alturas ya empieza a hacer mella el no haber tomado un desayuno en condiciones, cosa que no había ocurrido en días anteriores.
Por la tarde Bryce nos sorprende, no solo por sus formaciones rocosas, sino por las remperaturas bajo cero y la nieve que corona sus cimas. Resulta espctacular aunque las nubes desluzcan una colorida puesta de sol perfecta. Pero estamos ahí, y el momento es ese.
Un poco de senderismo por Bryce y el polvo blanco de las botas que traiamos del Death Valley se torna rojo intenso.
Por el camino descubrimos un viejo cementerio de coches con auténticas reliquias "american muscle", al son de repetitivas canciones country que se pueden escuchar en la única emisora que coge la radio.
Seguimos a la deriva tirando de mapa en papel porque aqui no hay cobertura ni datos para el movil. Suena aquella de "Perico pim pim billetes de cien en el maletin" y echamos unas buenas risas.
Llevamos ya dos horas conduciendo, el termómetro marca cero grados y no hemos visto en ese tiempo ni un alma en la carretera, ni una luz, ni gasolineras, ni cobertura, y te preguntas: ¿y si me pasa algo aquí?
Entonces, mientras empieza a nevar con noche cerrada aparece de repente una vaca negra parada en medio de del asfalto que el sr. Alfaro ve a tiempo y logra frenar sin llevarsela por delante. Después del susto se repite lo mismo con un ciervo, otras tres vacas y un perro. Parece una maldita broma!!
El viaje se hace interminable y el hambre aprieta, pasamos por cinco pueblos en los que no hay nada abierto, asi que empezamos a echar cuentas de lo que tenemos: unas patatas fritas, agua y medio bocadillo. Parece que pinta jodida la cosa pero... de repente y tras varias horas, un pequeño local de pizzas en medio de la nada, regentado por unos hindúes y a cinco minutos de su hora de cierre! Nuestra salvación de hoy. La tensión y el cansancio hace que nos riamos a carcajadas mientras nos preguntamos por qué está decorado con fotos y ropa de cheerleaders, y a Coral se le desmonta la pizza por la mesa.
Salimos del oasis y llegamos al hotel de Torrey no sin antes esquivar otros dos dos ciervos que nos salen al paso por en medio del pueblo. Parece una puñetera carrera de obstáculos.
Descanso merecidisimo.
Mañana más, ya veremos de qué, pero más.

USA ROAD TRIP - DAY 9


Hoy el día nos depara una jornada interesante. Amanecer en el Capitol Reef Resort es un lujo que nos regala unas magníficas vistas de las montañas. Poder estar un rato dentro de un tipi indio en una colonia del resort es todo un punto, y que al lado haya un campamento de carretas de pioneros habilitadas a modo de habitaciones para clima menos frío, es una chulada. El desayuno, espectacular. Atrás quedaron las penurias de otros días.
El recorrido nos adentra en el parque nacional del Capitol Reef donde transitamos por tierras de mormones a través de prados verdes entre monumentales formaciones de roca roja y anaranjada que parece que se van a desmoronar en cualquier momento, y caemos en la tentación de una tarta de cerezas de producción artesanal que compramos en una vieja casa en medio de un valle. Unos petroglifos tribales realizados por los primeros moradores de estas tierras nos despiden desde la pared de una montaña a la salida del parque nacional.
Todo muy bucólico pero la sorpresa llega cuando seguimos von nuestra ruta y de repente nos adentramos en un paisaje que parece una mezcla de escenas del Señor de los Anillos y las tierras volcánicas de Islandia, un territorio de aspecto lunar de arena gris del que emergen inmensas estructuras de roca del mismo color a lo largo de varios kilómetros. Nunca había visto nada así. La carretera discurre por un erial que parecen cenizas donde no hay vida alguna. Los contrastes que vamos acumulando en una sola mañana son increibles. Llama la antencion que esta región, junto con el Capitol Reef y los Canyonlands no estén tan explotados como otros sitios por los que ya hemos pasado y que resultan mucho menos espectaculares.
Llegamos a Canyonlands y la puesta de sol promete, pero al llegar a la cima donde está el mirador resulta que nos encontramos dentro de una nube. Chasco, y parafraseando al sr. Alfaro, hemos tenido suerte... pero de la mala!! Finalmente algo se puede rascar, pero las expectativas se quedan cortas. Aún así, las vistas de los cañones son espectaculares.
Aunque con muchos kilómetros en el cuerpo, hoy el día pinta redondo, pero eso sí, parece que es quitarse el sol y aquí empiezan los sanfermines y salen todo tipo de reses a invadir la carretera. Hoy han sido ciervos.
Como dato curioso me llama la atención el tipo de gente que debe venir a estos parques nacionales viendo que en los aseos publicos, hay un cartel bien grande y visible que entre otras normas dice "no ponerse se pie sobre la letrina y no cagar en el suelo del baño".
Continuamos otra tacada de kilometros y llegamos al pueblo donde tenemos el hotel con la hora pegada al culo, como de costumbre, y nos han cerrado todo. Si es que en el fondo somos españoles. Nos salva un Subway cinco minutos antes del cierre. Nos atiende un chaval que parece indio y de acento cerrado, cuesta la vida entenderse con él, y va y se pone a bailar algo parecido a una danza mientras hacemos el pedido. Serán las costumbres locales.
Quitando eso, hoy el día fue más normal que los otros, deja pocas anécdotas. No nos perdimos, no nos quedamos sin gasolina, no nos persiguió la policía ni nos pasó nada raro con nadie... parece que no nos buscan el estado de Utah. La nota de humor la pone la carrera de maletas por los pasillos y escaleras del hotel, que parece sacado de la película El Resplandor. Alguno se queda tirado en el suelo desencajado de la risa.
Toca descansar que mañana madrugamos para hacer otra tanda de kilometros hasta Monument Valley.

USA ROAD TRIP - DAY 10


Hoy no sabia cual elegir, así que ahi van las dos portadas.
Amanecemos en la tierra de los indios Navajo. Aquí resulta curioso ver que casi toda la población que atiende los negocios es indígena. Estamos en Blanding, a pocos kilómetros de Monument Valley, y parece otro pueblo pequeño pero de calles anchas, muy del estilo americano. Se ven muchos vehiculos antiguos abandonados, algunos devorados por el óxido, pero aún así muy llamativos y que evocan al cine de otros tiempos.
Nos sigue llamando la atención la cantidad de comida basura que venden en los supermercados. Tuvimos que ir a morir a pan de molde, pavo y queso. Lo demás, infumable.
Por el camino a Monument Valley se ven únicamente ranchos de negocios navajo, de esos que aparecen en medio de la nada, con cerca de madera y caravana en el interior, que pretende explotar el fabuloso entorno natural en el que se encuentra.
Nos puede el ansia y nos hacemos fotos a cada momento porque todo nos parece espectacular, y si hay que tirarse en el asfalto en medio de una carretera, pues se hace, aunque nos gruña una vieja alemana en su idioma porque dice que le hemos fastidiado la foto. Ya de paso aprovechamos para almorzarnos la tarta de cerezas que compramos ayer a los mormones, que aprieta el hambre. Está espectacular.
Una vez en Monument Valley, lo que vemos cumple sobradamente con nuestras expectativas. Es un auténtico espectáculo. Pasamos todo el día allí explorando cada camino, cada rincón, y con picnic incluido sobre una duna de arena roja en medio del parque, recargando pilas y disfrutando de las vistas que nos depara la tarde. Incluso sale a saludarnos de su madriguera un bicho al que bautizamos como "el castor del desierto". Hace sol y a veces también calor. Por la noche nos acordaremos de no haber llevado crema solar.
Tanto dentro como fuera del parque hay pequeñas chozas de madera y mesas improvidadas en medio del camino donde indígenas locales te venden artesanía propia que hacen allí mismo: rocas talladas, tomahawks, flechas hechas a mano, collares... etc. Realizamos algunas compras y nos hacemos una foto con una mujer india bien entrada en años y sin dientes y que parece salida de una película del oeste, que nos habla sobre costumbres locales y revela las penurias padecidas por sus padres y antepasados.
Terminamos disfrutando de una puesta de sol en el valle, y salimos de allí con el coche que parece que venimos de hacer el Paris Dakar.
Por el camino vemos un tio corriendo por la carretera, nos fijamos bien pero no es Forrest Gump.
El viaje sigue y llegamos hasta Page donde el hotel nos sorprende. La habitación parece de un hotel europeo y hasta hay varios enchufes. Mejoramos a cada dia que pasa! Esto no puede durar mucho... lo se.
Acabamos cenando en una antigua gasolinera Texaco reconvertida a restaurante donde nos hinchamos a costillas y nachos mientras disfrutamos del concierto que nos ofrece una orquesta country cuyos integrantes son variopintos pero de incuestionable estilo vaquero, con sombreros y otros elementos caracteristicos. Echamos cuentas y juntos suman más de 300 años.
Acabamos compartiendo mesa con una pareja de españoles, y nos cuentan su incertidumbre sobre su futuro aqui. El mal endémico del emigrante que se ve obligado a buscarse la vida fuera de su casa.
Hoy fue día de relax, no hubo cosas raras ni tampoco sanfermines nocturnos.
Llegamos al ecuador de nuestro viaje, pero seguimos jugando.



USA ROAD TRIP - DAY 11



El Antelope Canyon es uno de los destinos más pintorescos de este viaje. La jornada promete, vamos a ello, pero no sin pasar antes por el Horseshoe Bend, un meandro muy cerrado con forma de herradura y altura descomunal, donde la gente se juega la vida de forma abdurda por un selfie, y al que para llegar hay que hacer una peregrinación como si del camino de Santiago se tratase, caminando entre una marea de turistas japoneses. Se echan en falta barandillas y por otro lado, parece que sobra esa fina y resbaladiza arena casi invisible que cubre el suelo de roca, y que hace que un tio cargado con su reflex y su trípode ruede por el suelo dando vueltas a tan solo un par de metros del borde del precipicio con el ángel de la guarda cogiendole de la mano y guiándole para que al resbalar caiga por el lado que hay suelo y no se despeñe por el otro. Su dignidad se hace pedazos por momentos mientras hace volteretas, pero logra salvar su cámara que sale sin un rasguño.
Otra parejita protagoniza una situación esperpéntica al asomarse la chica al borde del abismo inclinándose mientras su novio hábilmente cree poder contrarrestar el peso de ella sujetándola de la cintura de su pantalón de chándal.
Mientras disfrutas de la inmensidad del pasisaje es inevitable reflexionar sobre cuánta gente habrá perdido la vida de una forma tan absurda.
Nos vamos al Antelope Canyon donde el sol de Arizona resulta abrasador, pero una vez dentro de la grieta que da paso al estrecho recorrido entre paredes de arenisca, la temperatura cambia y resulta todo un espectaculo multicolor, y no puedes evitar que te vengan a la mente algunos de los fondos de pantalla de Windows. El sito es de cuento de hadas. La experiencia merece la pena, aqui las fotos son obligatorias!!
Pero no sería completa si alguien no violase varias leyes federales subiendose a las paredes del cañon antilope para hacerse una foto, hasta el punto que viene un tio con pinta de chicano sin dedos en las manos para llamarte la atencion y recordarte las cuantiosas multas y penas que te pueden caer, y piensas que igual se los han cortado en aplicación de esas leyes, pero no, resulta que el tipo es el guia navajo del otro grupo que llevas detras.
Hoy no acabamos ninguno en una prisión de Arizona, pero mejor no seguir tentando la suerte.
De camino a Williams hacemos recuento del dinero que nos queda, al ritmo del mismo country indigesto de siempre que suena en la única emisora que coge la radio del coche desde hace ya varios días. Antes nos hacia gracia, pero ya empieza a ser cargante. Por otro lado los cambios horarios siguen volviéndonos locos, pues cada vez que cambiamos de ciudad algunos relojes se nos actualizan automáticamente y otros no, y ya no sabemos cuál es la hora buena, y claro, teniendo en cuenta que aqui los restaurantes cierran a las nueve de la noche, hay que andar con ojo o no cenas.
Llegar a Flagstaff y Williams huele inevitablemente a la mítica Ruta 66, hay neón por todos lados y moteles de carretera en cada esquina.
Nos acomodamos en el hotel y toca recapitular sobre la jornada de hoy. El dia nos deja otras tantas cosas curiosas, como ver un barco varado en tierra y reconvertido en una pizzeria, contemplar carteles de campañas electorales de esos con foto sonriente de "vota a tu vecino fulanito para que sea Juez", presenciar una disputa territorial entre reptiles de Arizona, llevar el coche que parece una central eléctrica con manojos de cables por todos lados para cargar un arsenal de móviles y baterías simultáneamente, cenar en un bar donde tienen un coche americano antiguo dentro el salón cuando recordemos que fue ayer cuando cenamos en una gasolinera reconvertida, o llegar al hotel y no poder hacer la colada porque la lavadora está rota. Cosas que te deja el día...
Ver a Coral sacar su lado Mad Max el guerrero de la carretera, comer auténtica comida mexicana en Page, hacer coñas sobre Laidy Quintana o mirarte al espejo y estar como una langosta y con los labios a punto de mudar la piel de nuevo, son cosas que también tienen su gracia.
Mañana Grand Canyon, a ver cómo se da la cosa.

USA ROAD TRIP - DAY 12



Duodécimo día de viaje, dejamos atrás la tierra de los ranchos y pickups para dar la bienvenida a la de los moteles de carretera con luz de neón y mustangs rojos. La esencia de la Ruta 66 es más que palpable en cada rincón de la calle principal de Williams.
Hoy toca el Gran Cañón del Colorado, que recibe su nombre del río que discurre por él, por su color rojo.
El lugar no defrauda pero supongo que con todo lo que llevamos a nuestras espaldas, no resulta tan impactante. Aún así divisarlo desde lo alto es un regalo para la vista.
Picnic improvisado en plan gitano en Grand View Viewpoint, dar de comer a Roger, nuestro cuervo, y ayudar a unos indios a arrancar su coche son cosas que nos deja el día. Pero la nota la damos con las sudaderas de SFPD que compramos como souvenir en Pier 39 en San Francisco. La gente que nos cruzamos no nos quita ojo, se apartan a nuestro paso y algunos hasta nos preguntan si somos policias. Ni que decir tiene que salen de dudas en cuanto nos escuchan hablar.
Recorremos varios miradores y esperamos para ver lo que promete ser una puesta de sol única, finalmente truncada por las nubes y la tormenta. Regresamos a Williams donde paseamos por la colorida y mítica Ruta 66.
La cena en Pine Country Restaurant, en esa misma calle, es de diez. La calidad de la comida y la atención de la camarera que hasta se esfuerza en hablarnos en español, conociendo tan solo unas pocas palabras, es digno de elogio y poco frecuente.
El cansancio ya va haciendo mella a la par que nuestro bronceado de Arizona, que también va en aumento, pero las tiendas de souvenirs hace que se nos quiten las penas, sobre todo si son como las de la Ruta 66, con una cantidad de recuerdos y merchandising nunca vistos.
Dos dias en el mismo hotel es ya un lujo, mañana de nuevo maletas y con la musica a otra parte.

USA ROAD TRIP - DAY 13



Encontrarse en medio de la Ruta 66 tiene sus cosas. El expreso de medianoche a su paso por Williams interrumpe nuestro descanso por segundo día consecutivo, con ese ensordecedor estruendo característico de sus bocinas. Pero compensa saber que tenemos al lado el famoso Cráter Barringer, o Meteor Carter.
La visita nos depara una de las mejores experiencias del día. Encontrarse en medio de semejante escenario, de sobra conocido por haber salido en alguna que otra película, no pasa muy a menudo, y además tenemos la suerte de recibir una nueva sesión de bronceado made in Arizona. Con esta ya van tres, y son más que suficientes, pero contemplar la inmensidad del cráter creado por el impacto de un enorme meteorito hace 50.000 años, merece la pena.
Una vez visto, continuamos por la Mother Road (Ruta 66) en dirección hacia L.A.
El privilegio de poder conducir por ese asfalto histórico de solo dos carriles que en el pasado fuera la única forma de desplazarse de Chicago hasta la Costa Oeste, es una experiencia que no tiene precio, y te hace retroceder en el tiempo, deleitándote con lugares míticos. Twin Arrows, Seligman, y otros enclaves son de visita obligada, como el Delgadillos Snowcap, con su colección de coches retro con ojos pintados que inspiraron la película de Cars, el Historic Seligman Sundries, con su avioneta estrellada en la fachada y aparcamiento lleno de coches históricos, o todas esas tiendas de merchandising sobre la Ruta 66, de recargada y colorida decoración tanto por dentro como por fuera.
Lejos de la existencia de esos sitios pintorescos, por lo que hemos visto hasta el momento de la Mother Road solo queda la sombra de lo que fue, pueblos practicamente deshabitados separados por grandes extensiones de praderas, que sobreviven a costa del turismo enlatado de chinos y japoneses, ansiosos por fotografiarlo todo y en busca del souvenir perfecto. Lugares donde se conservan viejas gasolineras abandonadas, y exhiben con orgullo coches oxidados y reliquias de un tiempo pasado.
Por el camino nos adelantan varios convoyes de trenes, todos ellos tirados por cuatro locomotoras que arrastran casi un centenar de vagones con contenedores apilados uno sobre otro.
Definitivamente el espíritu la Ruta 66 parece sobrevivir del recuerdo de lo que fue, pero te sorprende cuando menos te lo esperas.
Mañana haremos la parte que transcurre entre Kingman y Los Ángeles y tendremos una visión más completa.

USA ROAD TRIP - DAY 14



Hoy es uno de esos días que toca hacer kilómetros. Pero pretender hacer el tramo de Ruta 66 que nos queda hasta Los Angeles y levantarse con el pie izquierdo, pueden ser dos cosas un tanto incompatibles. Comienzas por sacrificar el primer tramo que pasa por Otaman y renuncias a sus reliquias de los viejos asentamientos mineros, para dedicar mas tiempo al resto de la ruta, y cuando dejas la autovia emocionado y dispuesto a iniciar el espectacular tramo que discurre por las llanuras del desierto de Mohave, te encuentras que en ese punto la Ruta 66 está cortada por mal estado de la carretera, y te indican que puedes retomarla unos 40 km mas adelante. Saltarte la siguiente salida de la autovía por la mala señalización, y que no haya ni un solo desvío en otros 50 km que te permita dar la vuelta... tampoco ayuda. Como resultado nos perdemos dos de los mejores tramos con varios enclaves emblemáticos, y ya no podemos deshacer camino. Nuestro objetivo hoy es llegar a Los Ángeles y el tiempo manda.
Los restantes tramos de la ruta que podemos ver más adelante resultan ser un tanto descafeinados y te dejan un sabor agridulce, pues a pesar de encontrar algún que otro vehículo oxidado y gasolinera abandonada, vago testimonio de lo que aquello fue en su dia, no llega a transmitir el espiritu de la Mother Road si no le dedicas el tiempo necesario para descubrir su historia, y tampoco lo tenemos. Muchos kilómetros encima, y ganas de llegar.
El último tramo que hay a la entrada a Los Ángeles ya directamente decidimos evitarlo.
Una vez en la gran ciudad el Paseo de la Fama nos da la bienvenida.
Mañana lo veremos con la luz del día, pero como adelanto decir que ha resultado una grata experiencia encontrar los nombres de ciertos actores conocidos, escritos dentro de las estrellas que encuentras a tu paso mientras caminas.
Ha sido de lo mejor que nos deja la jornada. Bueno, eso y el haber sido captados por el coche de Google Maps. Dejamos nuestra huella en estas tierras.

USA ROAD TRIP - DAY 15



Los Ángeles. Ciudad extraña, y difícil de explicar.
Pasas la mañana en The Walk of Fame frente al Teatro Chino encajando manos y pies en las huellas dejadas por tus ídolos de la gran pantalla para luego recorrer Hollywood Bulevard buscando esos mismos nombres en las estrellas que hay en el suelo. Sorpende y gratifica encontrar algunos de ellos, y te haces la foto de rigor: "yo estuve allí". Ves cambiar la calle cuando la visten de rojo y la llenan de focos y plantas. Hoy es por la Latin Music Awards, o algo así nos dice el de seguridad.
La calle pasa en unos instantes de la mugre al lujo, aunque cada vez que te agachas para hacerte una foto con una estrella del suelo, la rodilla se sigue quedando negra.
Estás en una ciudad tremendamente sucia y deslucida, con una superpoblación de mendigos fuera de lo normal hasta el punto que hay un centro de ayuda para el Homeless., una especie de oficina de informacion y turismo para guiarles en su día a día en la ciudad.
Aquí los contrastes son muy fuertes y la pobreza se ve en cada palmo que recorres.
Abandonamos Hollywood Blvd. y visitamos la zona alta en busca del cartel de Hollywood. Unos cuantos quiebros y llegamos. Aqui las mansiones están a la vuelta de cada esquina. Esta ciudad recuerda a los reinos feudales de la edad media, aqui parece que solo hay ricos y pobres.
La visita al centro de la ciudad resulta un tanto peculiar. Es una urbe sucia y muy calurosa. Que las calles sean muy anchas y los edificios bajos y casi no den sombra, no ayuda mucho la verdad. Vayas por donde vayas recibes una nueva dósis de sol abrasador, incluso en pleno octubre. Me viene a la memoria aquella pelicula de Michael Douglas rodada aquí en L.A, "Un día de furia". Fiel retrato que encaja como anillo al dedo con lo que vemos.
En esta ciudad igual te encuentras una calle saturada de joyerías que parecen bazares de mala muerte donde un anillo vale 18.000 dólares, que en el local de al lado, lleno de imágenes religiosas, un santero que hace brujería, y en el siguiente tienes el Tech Noir de la película Terminator, parcialmente demolido.
Contrastes... muchos contrastes.
Caminas por la calle bajo un sol de justicia y te cruzas con un cura negro que lleva un crucifijo colgando del cuello hecho como con dos huesos. A tu paso salen varios homeless pidiendo limosna mientras buscas una sombra donde protegerte del sol, justo cuando pasa a tu lado un coche marronero con tubarros ensordecedores con tres fulanos dentro, de mirada desafiante y marcado look carcelario, y que no te quitan ojo. Bienvenido a L.A.
Ves a un policía viejo y gordo, que está sentado, o mejor dicho medio tirado, en una silla junto a su moto y con un caliqueño descomunal en la boca. Joder... qué estampa!
Se repite una y otra vez esa imagen de enormes rascacielos al fondo con los edificios que hay debajo, de poca altura y llenos de pintadas. Parece como si la concejalía de Urbanismo estuviera regida por pandilleros de barrio. Me resulta todo muy familiar, tal y como recuerdo de las películas.
La tarde nos deja otras cosas interesantes, como parar a repostar en una gasolinera donde tienen un mendigo propio que va de surtidor en surtidor pidiendo limosna. Entras a pagar y la clienta que hay delante de ti en la cola también te pide que le des dinero para pagar los artículos que lleva en las manos. Ciudad de contrastes, donde la mendicidad parece estar totalmente normalizada.
Vemos también un chino envuelto en bolsas de basura caminando por la calle y una pickup medio destrozada cuyo conductor luce orgulloso ese salpicadero forrado de moqueta.
Los helicopteros sobrevuelan por encima de nosotros a cada momento y volvemos a ver a Roger. ¿qué hace un cuervo en medio de la ciudad?
Pero al margen de estas pequeñas notas de color, le sacamos partido a la tarde encontrando sitios pintorescos donde echar un bocado y descubriendo localizaciones cinematográficas a pie de calle donde se rodaron películas como Terminator, Grease o Drive.
Encontramos el impresionante efificio Bradbury (Blade Runner), nos convertimos por un momento en Sara Connor frente a la explosión nuclear en el Elysean Park, y vemos iluminarse la ciudad tras el atardecer, desde el Observatorio Griffith.
Día más que completo. Mañana veremos la parte de L.A. que recorre la costa y podremos ver otra de las caras que ofrece esta gran ciudad.

USA ROAD TRIP - DAY 16



Dejamos nuestro apartamento de Hollywood Blvd. que ha resultado ser una auténtica maravilla. Por primera vez en dos semanas hemos podido cenar en una casa, con tranquilidad y sin las prisas de la hora de cierre de los restaurantes, que a eso de las nueve ya te están echando los perros encima para que te vayas. Momento de relax. Nuestro oasis en Los Ángeles.
La ruta de hoy nos lleva a la zona de las playas pero antes nos dejamos seducir por la opulencia y majestuosidad de las mansiones de Beverly Hills. La cosa va cogiendo otro color en comparación con lo que vimos ayer. Aquí no se ven vagabundos y las calles están bastante limpias. Es la otra cara de L.A.
Vivimos nuestro momento sintiéndonos John McClane en el Nakatomi Plaza por unos minutos, hasta que sale un bedel y nos echa de alli. Ese pequeño remember de La Jungla de Cristal le pone la nota de humor a la mañana.
Llegamos a Venice Beach donde abundan las fachadas de casas decoradas con gigantescos graffitis de una calidad excelente que las cubren por completo, y nos pateamos el paseo que hay hasta Santa Mónica entre peatones, ciclistas y patinadores. Por el camino nos codeamos con los discípulos de Arnold Schwarzenegger que se encuentran entrenando al aire libre en medio de la playa, en el mismo lugar donde lo hiciera él antiguamente, el Muscle Beach, ahí sigue, incombustible y soportando el paso del tiempo.
El merchandising con Arnold está sobreexplotado aqui, en las incontables tiendas de souvenirs.
Hacemos un alto y paramos a comer junto a la caseta numero 29 de los vigilantes de la playa, con bronceado y remojón incluido. Solo los pies, que el agua del Pacífico está helada y no invita a ello, pero habia que hacerlo, hoy toca bañador. Antes muerto que sencillo!!
Nos entremezclamos con una maraña de gente que entra y sale en el Pier del Pacific Park, un pequeño y entrañable parque de atracciones sobre un espigón de madera de 110 años rodeado de pequeñas tiendas y puestos ambulantes que le dan la vida.
Al caer la tarde la luz dorada colorea y realza la pintoresca mezcla de personajes que se dan cita en el paseo entre Venice y Santa Mónica. Homeless comidos por la suciedad y la miseria contrastan con surferos de larga melena rubia, patinadores y ciclistas, en un paseo repleto de aspirantes a artistas callejeros, que están más cerca del vagabundismo que del arte.
Vemos lo que parece ser un carrito abandonado (solo se le ven las ruedas) en medio de la arena lleno de trastos y basura. Otro de tantos, piensas, pero te fijas con detenimiento y bajo los bártulos se encuentra perfectamente mimetizado un vagabundo con gorro de lana que tiene mas mugre que el trapo de un mecanico. Eso si, llama la atención que al tipo no le falta la tablet.
El mendigo de al lado pinta un maniqui con spray y rotuladores de colores mientras otro que hay junto a él, escarba entre la basura en busca de comida. Encuentra un trozo de pizza, y al buche!
Definitivamente parece que ser un sintecho aquí es un status social más. Elegido o no, es un modo de vida reconocido y respetado, a pesar de su precariedad y carencias.
No faltan la puretilla recauchutada de quirófano que sale a hacer running, mientras los chicos del patio de la cárcel aplauden a su paso, un tio patinando con un bote en la mano lleno de porros de marihuana, que los va ofreciendo a los viandantes, un negro con la gabardina de Morfeo que camina sin rumbo saludando a los vagabubdos que hay tirados por ahí de cualquier manera, las chicas del volleyball, que entretienen la tarde a los congregados en el paseo, y tantos otros personajes singulares que no voy a comentar.
Una vez que ha caído el sol y tras ver los canales de Venice, nos retiramos hacia Santa Bárbara. Es hora de descansar que los días van pesando ya, y el cansancio empieza a pasar factura.
Mañana más

USA ROAD TRIP - DAY 17


Santa Bárbara rompe bastante con lo que llevamos visto en Los Ángeles durante estos dos últimos días. Pequeña localidad costera limpia y bien urbanizada.Todo parece cuidado y no se ve miseria. Tampoco es el lujo de Beverly Hills. Es una zona tranquila dedicada al turismo, donde no faltan las galerías de arte. Hay tiendas variadas con cierto buen gusto o clase, como la gente que se ve por la calle. Aquí no hay badulaques ni tiendas de mala catadura. Por el camino solo contamos cuatro sintecho. Está claro que esto no es Los Ángeles, ahí ya habríamos perdido la cuenta.
Llama también la atención que se respira cierto origen español de época colonial, se puede palpar en algunas construcciones que encontramos a nuestro paso.
La visita al edificio de los juzgados, construido a imagen de las antiguas misiones españolas, te hace sentir como en casa, es como encontrarte de turismo por la península visitando un edificio histórico. Recorriendo las estancias del juzgado nos colamos en la sala principal donde está teniendo lugar el enlace de una pareja, Tom y Rose, y así vemos una boda americana en directo. Les regalamos unos sonoros aplausos made in spain y al salir nos saludan y nos sentimos uno más. Anécdota del día.
La herencia española también se deja ver en los nombres de las calles: Carrillo, Gutiérrez, De La Guerra, Castillo, Chavez...
Hay que decir que además, en el Pier, ondean banderas españolas de época colonial. No falta entre ellas la de los tercios de flandes.
Tardamos un rato en verlas debido a la espesa niebla, le lleva unas horas disiparse por completo pero finalmente disfrutamos de las vistas.
Junto al Pier, grandes playas flanqueadas por larguísimas palmeras. Nos adentramos en el Pier y del fondo del espigón vemos salir un tío del agua trepando por una escalera, va empapado, en vaqueros y sin camiseta y lleva un puñado de mejillones en las manos. No entendemos nada. Llegamos a la conclusión que los ha arrancado de uno de los mástiles de madera, y se pone a abrirlos para sacarlos de sus conchas y usarlos como cebo para los peces. El fulano resulta que es un pescador, otro más de todos los que hay allí reunidos y se pone a repartir el cebo que le sobra con los demás. Ahí se queda con sus pantalones calados, empapado y sin camiseta, probando suerte con la caña.
Nosotros nos vamos que el hambre aprieta.
Comemos en el Sandbar donde la comida es buena y nos atienden muy bien. Retomamos la marcha hacia Solvang, pueblo evolucionado a partir de una colonia de daneses. Al llegar parece que estamos frente un espejismo, casitas de corte nórdico con molinos de viento y todo iluminado con ristras de luces: tejados, árboles, etc...
Da la sensación que hemos entrado en "Espectro", de Big Fish. No tiene nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora. La decoración de Halloween tiene su encanto, todas las casas han colocado algo de decoración en la entrada. Nos hacemos una foto con un espantapájaros y el esqueleto de tamaño natural con frac y chistera que hay al lado, empieza a decir cosas y a castañetear los dientes. El pueblo es una chulada, limpio, gente normal... madre mía! Después del magnífico día que llevamos hoy, nuestra estancia en Los Ángeles los dos anteriores nos recuerda a haber vivido un capítulo de Walking Dead. Aún así fue algo épico.
Finalmente decidimos hacer noche en San Luís Obispo.
Mañana último día del viaje. Esto ya va tocando a su fin.

USA ROAD TRIP - DAY 18


Última etapa en USA. Ya va saliendo todo el cansancio acumulado de los dias anteriores. El hotel Super 8 no es una maravilla pero al menos el baño no parece el de una cárcel, como el del hotel anterior.
A estas alturas podríamos hacer un monográfico sobre calidades de cadenas hoteleras, según tipo de las habitaciones, prestaciones básicas como ascensor, lavanderia, baño y plancha, y como no, calidad y cantidad de los desayunos. Esta mañana nos sentimos como Robocop comiendo su papilla multivitamínica, la maquinita era igual, eso sí, bajo la atenta mirada de la "paki" que salía de su guarida en recepción a cada poco para mirar el reloj de la zona breakfast esperando para echar el cierre.
La ruta de hoy parte de San Luis Obispo. Descubrimos de casualidad el centro de militares veteranos y nos subimos al tanque de la entrada, como no podía ser de otro manera, en el fondo seguimos siendo los mismos de siempre. En Morro Bay almorzamos en el mejor sitio de Fish & Chips, el Giovanni's. La comida es realmente buena. Alli mismo encontramos un grupo de nutrias marinas. Más tarde ampliamos la fauna con pelícanos y focas, que avistamos en el pueblo de Cayucos, donde vimos que en el agua coinciden los animales con los surferos con total naturalidad. Nuestro periplo nos lleva por varios pueblos costeros de pescadores, con entrañables casitas de madera, de estética similar, bares en los que sirven productos del mar locales, y donde hay tiendas de antigüedades y Thrift Shops. Morro Bay y Cayuco son dos de esos pueblos. La decoración de Halloween no falla en ninguno de ellos, todas las casas tienen sus porches ampliamente adornados. Echamos unas risas grabando videos chorras en el Pier y haciendo bromas con la postal de un burro y "thugs life".
Continuamos a través de la magnífica ruta panorámica que nos regala la Pacific Highway 1 que une L.A. con San Francisco. Recorremos varios cientos de kilómetros sin apenas ver señales de civilización, terreno dominado en su mayor parte por colinas de pastos de un color entre pardo y dorado, que descienden hasta el mismo océano a pie de playa o bien acaban bruscamente en acantilados. Vemos algún que otro molino de viento, poco más que recuerde el paso del hombre por estas tierras vírgenes, quitando alguna minúscula población. Recorremos la Highway 1 entre muchas curvas y con una vistas realmente espectaculares. Por el camino avistamos centenares de gaviotas, leones marinos y hasta cebras.
En medio de la nada, la popular mansión Hersch domina el terreno desde una colina.
Disfrutamos del Pacífico desde las alturas mientras surcamos los inmensos acantilados del Parque Estatal de Big Sur.
La ruta de hoy es más paisajistica que otra cosa, un bonito broche final que nos permite relajarnos y que sirve de despedida de estas tierras que no han dejado de sorprendernos ni un solo momento desde del primer día en que aterrizamos, que va ya casi para veinte.
Sobrevivimos a la Pacific Highway 1 y llegamos a Monterey. Una vez más nos atraen las tiendas de souvenirs como a polillas que van a la luz, y ya de paso aprovechamos para cenar algo en Cannery Row. Es curioso que aquí todo el mundo va disfrazado menos nosotros... ya podían habernos avisado! Con lo que nos gusta la jarana!
Rumbo al hotel, toca hacer maletas pero ya no con la misma ilusión que cuando vinimos.
Mañana hay que ir hasta San Francisco, dejar coche y coger avión de vuelta a casa.
Esto se acaba, ahora a digerir todo lo vivido, que no ha sido poco.
El día nos ha dejado varias anécdotas como la mujer con peluca y perro con vestidito de leopardo, la otra que llevaba uno con un tutú rosa, los coches sin matrícula ni delante ni detrás, que no entendemos cómo pueden circular así, y finalmente la que sin duda ha sido la mejor... ver dos coches de policía con las luces puestas y pensar "guau, otra intervención como en las películas, deteniendo malos", pero no, ahi estaba el pobre conductor, un señor de unos sesenta años, con buen coche y bien vestido con su pantalón de pinzas, camisa blanca y chaleco de punto, manteniéndose a la pata coja en posición un tanto ridicula y con cara de culpable mientras el policía no dejaba de alumbrarle con la linterna y le hacía hacer movimientos para ver su estado de embriaguez. Todo un clásico USA!!

USA ROAD TRIP - DAYS 19 & 20


La cara B de un viaje en el exprimes cada segundo es el momento en que inicias la vuelta a casa y sabes que se te van a ir dos días en ello. A ver con qué ganas te comes eso.
Sales de Monterrey, después de meterte entre pecho y espalda un café Starbucks recién salido de las calderas del infierno mientras descubres que los colibrís existen cuando se nos pone uno a dos palmos mientras desayunamos, para clavarte a continuación un viaje lapidario de dos horas hasta el aeropuerto. Estas millas se hacen más pesadas que aquellas que nos tuvieron todo un dia entero por Zion, Bryce y Capitol Reef, con más de cinco horas solo rodando por carreteras secundarias.
Por el camino nos despiden las inmensas Dunas de Marina que casi invaden la carretera, las reiteradas señales de tráfico que te invitan a ser un buen ciudadano americano diciendote "Report drunk drivers", y hasta un águila imponente posada en lo alto de la señal de la autovía. Nos despedimos también de Sillicon Valley y pasamos junto a un Centro de investigación de la NASA dominado por unos hangares gigantescos. Estamos en USA! Aqui todo a lo grande!
Suena de nuevo aquella de "Perico pim pim billetes de cien el maletín" y echamos unas risas.
Dejamos el coche, le damos el regalo prometido a Loretha (el sr. Alfaro es un tio de palabra y nosotros no íbamos a ser menos) y ya solo resta vuelo, vuelo y tren, con sus correspondientes trasbordos, lanzaderas y horas de espera en sillas de terminal ergonómicamente diseñadas para partir espaldas.
Balance: haber visto amanecer dos veces en un solo dia, 33 horas de viaje entre pitos y flautas, una experiencia inolvidable que asimilar y una reventada monumental, jetlag incluido. Nada que no se pueda solucionar acudiendo de nuevo al trabajo al día siguiente.
Y colorín colorado, el sueño americano se ha terminado.