jueves, 15 de noviembre de 2018

USA ROAD TRIP - DAY 10


Hoy no sabia cual elegir, así que ahi van las dos portadas.
Amanecemos en la tierra de los indios Navajo. Aquí resulta curioso ver que casi toda la población que atiende los negocios es indígena. Estamos en Blanding, a pocos kilómetros de Monument Valley, y parece otro pueblo pequeño pero de calles anchas, muy del estilo americano. Se ven muchos vehiculos antiguos abandonados, algunos devorados por el óxido, pero aún así muy llamativos y que evocan al cine de otros tiempos.
Nos sigue llamando la atención la cantidad de comida basura que venden en los supermercados. Tuvimos que ir a morir a pan de molde, pavo y queso. Lo demás, infumable.
Por el camino a Monument Valley se ven únicamente ranchos de negocios navajo, de esos que aparecen en medio de la nada, con cerca de madera y caravana en el interior, que pretende explotar el fabuloso entorno natural en el que se encuentra.
Nos puede el ansia y nos hacemos fotos a cada momento porque todo nos parece espectacular, y si hay que tirarse en el asfalto en medio de una carretera, pues se hace, aunque nos gruña una vieja alemana en su idioma porque dice que le hemos fastidiado la foto. Ya de paso aprovechamos para almorzarnos la tarta de cerezas que compramos ayer a los mormones, que aprieta el hambre. Está espectacular.
Una vez en Monument Valley, lo que vemos cumple sobradamente con nuestras expectativas. Es un auténtico espectáculo. Pasamos todo el día allí explorando cada camino, cada rincón, y con picnic incluido sobre una duna de arena roja en medio del parque, recargando pilas y disfrutando de las vistas que nos depara la tarde. Incluso sale a saludarnos de su madriguera un bicho al que bautizamos como "el castor del desierto". Hace sol y a veces también calor. Por la noche nos acordaremos de no haber llevado crema solar.
Tanto dentro como fuera del parque hay pequeñas chozas de madera y mesas improvidadas en medio del camino donde indígenas locales te venden artesanía propia que hacen allí mismo: rocas talladas, tomahawks, flechas hechas a mano, collares... etc. Realizamos algunas compras y nos hacemos una foto con una mujer india bien entrada en años y sin dientes y que parece salida de una película del oeste, que nos habla sobre costumbres locales y revela las penurias padecidas por sus padres y antepasados.
Terminamos disfrutando de una puesta de sol en el valle, y salimos de allí con el coche que parece que venimos de hacer el Paris Dakar.
Por el camino vemos un tio corriendo por la carretera, nos fijamos bien pero no es Forrest Gump.
El viaje sigue y llegamos hasta Page donde el hotel nos sorprende. La habitación parece de un hotel europeo y hasta hay varios enchufes. Mejoramos a cada dia que pasa! Esto no puede durar mucho... lo se.
Acabamos cenando en una antigua gasolinera Texaco reconvertida a restaurante donde nos hinchamos a costillas y nachos mientras disfrutamos del concierto que nos ofrece una orquesta country cuyos integrantes son variopintos pero de incuestionable estilo vaquero, con sombreros y otros elementos caracteristicos. Echamos cuentas y juntos suman más de 300 años.
Acabamos compartiendo mesa con una pareja de españoles, y nos cuentan su incertidumbre sobre su futuro aqui. El mal endémico del emigrante que se ve obligado a buscarse la vida fuera de su casa.
Hoy fue día de relax, no hubo cosas raras ni tampoco sanfermines nocturnos.
Llegamos al ecuador de nuestro viaje, pero seguimos jugando.



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