jueves, 15 de noviembre de 2018

USA ROAD TRIP - DAY 9


Hoy el día nos depara una jornada interesante. Amanecer en el Capitol Reef Resort es un lujo que nos regala unas magníficas vistas de las montañas. Poder estar un rato dentro de un tipi indio en una colonia del resort es todo un punto, y que al lado haya un campamento de carretas de pioneros habilitadas a modo de habitaciones para clima menos frío, es una chulada. El desayuno, espectacular. Atrás quedaron las penurias de otros días.
El recorrido nos adentra en el parque nacional del Capitol Reef donde transitamos por tierras de mormones a través de prados verdes entre monumentales formaciones de roca roja y anaranjada que parece que se van a desmoronar en cualquier momento, y caemos en la tentación de una tarta de cerezas de producción artesanal que compramos en una vieja casa en medio de un valle. Unos petroglifos tribales realizados por los primeros moradores de estas tierras nos despiden desde la pared de una montaña a la salida del parque nacional.
Todo muy bucólico pero la sorpresa llega cuando seguimos von nuestra ruta y de repente nos adentramos en un paisaje que parece una mezcla de escenas del Señor de los Anillos y las tierras volcánicas de Islandia, un territorio de aspecto lunar de arena gris del que emergen inmensas estructuras de roca del mismo color a lo largo de varios kilómetros. Nunca había visto nada así. La carretera discurre por un erial que parecen cenizas donde no hay vida alguna. Los contrastes que vamos acumulando en una sola mañana son increibles. Llama la antencion que esta región, junto con el Capitol Reef y los Canyonlands no estén tan explotados como otros sitios por los que ya hemos pasado y que resultan mucho menos espectaculares.
Llegamos a Canyonlands y la puesta de sol promete, pero al llegar a la cima donde está el mirador resulta que nos encontramos dentro de una nube. Chasco, y parafraseando al sr. Alfaro, hemos tenido suerte... pero de la mala!! Finalmente algo se puede rascar, pero las expectativas se quedan cortas. Aún así, las vistas de los cañones son espectaculares.
Aunque con muchos kilómetros en el cuerpo, hoy el día pinta redondo, pero eso sí, parece que es quitarse el sol y aquí empiezan los sanfermines y salen todo tipo de reses a invadir la carretera. Hoy han sido ciervos.
Como dato curioso me llama la atención el tipo de gente que debe venir a estos parques nacionales viendo que en los aseos publicos, hay un cartel bien grande y visible que entre otras normas dice "no ponerse se pie sobre la letrina y no cagar en el suelo del baño".
Continuamos otra tacada de kilometros y llegamos al pueblo donde tenemos el hotel con la hora pegada al culo, como de costumbre, y nos han cerrado todo. Si es que en el fondo somos españoles. Nos salva un Subway cinco minutos antes del cierre. Nos atiende un chaval que parece indio y de acento cerrado, cuesta la vida entenderse con él, y va y se pone a bailar algo parecido a una danza mientras hacemos el pedido. Serán las costumbres locales.
Quitando eso, hoy el día fue más normal que los otros, deja pocas anécdotas. No nos perdimos, no nos quedamos sin gasolina, no nos persiguió la policía ni nos pasó nada raro con nadie... parece que no nos buscan el estado de Utah. La nota de humor la pone la carrera de maletas por los pasillos y escaleras del hotel, que parece sacado de la película El Resplandor. Alguno se queda tirado en el suelo desencajado de la risa.
Toca descansar que mañana madrugamos para hacer otra tanda de kilometros hasta Monument Valley.

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