jueves, 15 de noviembre de 2018

USA ROAD TRIP - DAY 15



Los Ángeles. Ciudad extraña, y difícil de explicar.
Pasas la mañana en The Walk of Fame frente al Teatro Chino encajando manos y pies en las huellas dejadas por tus ídolos de la gran pantalla para luego recorrer Hollywood Bulevard buscando esos mismos nombres en las estrellas que hay en el suelo. Sorpende y gratifica encontrar algunos de ellos, y te haces la foto de rigor: "yo estuve allí". Ves cambiar la calle cuando la visten de rojo y la llenan de focos y plantas. Hoy es por la Latin Music Awards, o algo así nos dice el de seguridad.
La calle pasa en unos instantes de la mugre al lujo, aunque cada vez que te agachas para hacerte una foto con una estrella del suelo, la rodilla se sigue quedando negra.
Estás en una ciudad tremendamente sucia y deslucida, con una superpoblación de mendigos fuera de lo normal hasta el punto que hay un centro de ayuda para el Homeless., una especie de oficina de informacion y turismo para guiarles en su día a día en la ciudad.
Aquí los contrastes son muy fuertes y la pobreza se ve en cada palmo que recorres.
Abandonamos Hollywood Blvd. y visitamos la zona alta en busca del cartel de Hollywood. Unos cuantos quiebros y llegamos. Aqui las mansiones están a la vuelta de cada esquina. Esta ciudad recuerda a los reinos feudales de la edad media, aqui parece que solo hay ricos y pobres.
La visita al centro de la ciudad resulta un tanto peculiar. Es una urbe sucia y muy calurosa. Que las calles sean muy anchas y los edificios bajos y casi no den sombra, no ayuda mucho la verdad. Vayas por donde vayas recibes una nueva dósis de sol abrasador, incluso en pleno octubre. Me viene a la memoria aquella pelicula de Michael Douglas rodada aquí en L.A, "Un día de furia". Fiel retrato que encaja como anillo al dedo con lo que vemos.
En esta ciudad igual te encuentras una calle saturada de joyerías que parecen bazares de mala muerte donde un anillo vale 18.000 dólares, que en el local de al lado, lleno de imágenes religiosas, un santero que hace brujería, y en el siguiente tienes el Tech Noir de la película Terminator, parcialmente demolido.
Contrastes... muchos contrastes.
Caminas por la calle bajo un sol de justicia y te cruzas con un cura negro que lleva un crucifijo colgando del cuello hecho como con dos huesos. A tu paso salen varios homeless pidiendo limosna mientras buscas una sombra donde protegerte del sol, justo cuando pasa a tu lado un coche marronero con tubarros ensordecedores con tres fulanos dentro, de mirada desafiante y marcado look carcelario, y que no te quitan ojo. Bienvenido a L.A.
Ves a un policía viejo y gordo, que está sentado, o mejor dicho medio tirado, en una silla junto a su moto y con un caliqueño descomunal en la boca. Joder... qué estampa!
Se repite una y otra vez esa imagen de enormes rascacielos al fondo con los edificios que hay debajo, de poca altura y llenos de pintadas. Parece como si la concejalía de Urbanismo estuviera regida por pandilleros de barrio. Me resulta todo muy familiar, tal y como recuerdo de las películas.
La tarde nos deja otras cosas interesantes, como parar a repostar en una gasolinera donde tienen un mendigo propio que va de surtidor en surtidor pidiendo limosna. Entras a pagar y la clienta que hay delante de ti en la cola también te pide que le des dinero para pagar los artículos que lleva en las manos. Ciudad de contrastes, donde la mendicidad parece estar totalmente normalizada.
Vemos también un chino envuelto en bolsas de basura caminando por la calle y una pickup medio destrozada cuyo conductor luce orgulloso ese salpicadero forrado de moqueta.
Los helicopteros sobrevuelan por encima de nosotros a cada momento y volvemos a ver a Roger. ¿qué hace un cuervo en medio de la ciudad?
Pero al margen de estas pequeñas notas de color, le sacamos partido a la tarde encontrando sitios pintorescos donde echar un bocado y descubriendo localizaciones cinematográficas a pie de calle donde se rodaron películas como Terminator, Grease o Drive.
Encontramos el impresionante efificio Bradbury (Blade Runner), nos convertimos por un momento en Sara Connor frente a la explosión nuclear en el Elysean Park, y vemos iluminarse la ciudad tras el atardecer, desde el Observatorio Griffith.
Día más que completo. Mañana veremos la parte de L.A. que recorre la costa y podremos ver otra de las caras que ofrece esta gran ciudad.

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